El desafío de alimentar al mundo: El cuento de la criada (título original The Handmaid's Tale). Año 2017 

Un mundo actual cada vez más poblado nos plantea nuevos desafíos, entre ellos la creciente necesidad de alimento. La serie futurista El cuento de la criada propone como solución la producción de alimentos basada en una agricultura 100% orgánica. ¿Será eso posible?

La serie con “ojos de espectador”

El cuento de la criada es una serie de televisión donde vemos una sociedad que funciona bajo un régimen totalitario y religioso fundamentalista. Esa situación imaginaria nos muestra una serie de características apocalípticas, donde la tasa de natalidad en el mundo se ha desmoronado. Frente a este panorama, que pone en peligro la continuidad de la especie humana, se crea la nueva “República de Gilead”, en lo que antes fueron los Estados Unidos. En la nueva sociedad, las mujeres no tienen derecho a trabajar, ni a leer o escribir, y no disponen de sus propios bienes. Las protagonistas exclusivas son las “esposas” que visten de azul, y las “criadas”, que lo hacen de rojo. Las esposas administran los hogares, asistidas por las “marthas” que visten de verde y cumplen las funciones de amas de llaves y cocineras. Por su parte, las criadas realizan unas pocas tareas domésticas, como por ejemplo hacer las compras, pero su importancia, en este mundo apocalíptico, radica en que son las únicas mujeres fértiles que han quedado en Gilead, un mundo infértil, fruto de la contaminación por radiación, químicos, venenos y otros factores. Cada criada es educada para luego asignarla a un líder político.

Cuando las criadas van de compras al supermercado, se ven verduras grandes e imperfectas, la carne se entrega envuelta en papel y no hay lugar para el plástico en sus pasillos de compras. Las criadas comentan que el pollo tiene altos niveles de dioxinas y el atún, mercurio. Así que compran naranjas y tomates cultivados en forma orgánica.

En el capítulo 6 de la primera temporada de la serie, delegados mexicanos visitan la casa del comandante Fred Waterford para fomentar el comercio y estudiar los efectos del movimiento social y cultural en Gilead. Waterford le comenta y pregunta a la embajadora mexicana Castillo: “Hemos adoptado un modelo de agricultura totalmente orgánico. Todo tiene un aspecto delicioso. ¿Cómo son las cosechas en su país?”. Ella le responde: “Pues, tenemos problemas como todo el mundo. Casi ningún cultivo se adapta a las nuevas condiciones climáticas”. El comandante le dice que sus “huertos de cítricos de Florida van muy bien” y como demostración, le pide a una “martha” que traiga una naranja. La esposa del comandante dice que su nueva sociedad ha reducido las emisiones de carbono en un 78% en 3 años y que han avanzado mucho en la limpieza del medio ambiente y en la restauración de un estilo de vida sano. Todos los alimentos que consumen son producidos de forma orgánica.

 

La serie con “ojos científicos”

Ahora analicemos qué dice la ciencia frente a un futuro de estas características. Un primer punto a tener en cuenta, es que la población mundial actual está en aumento, no en disminución como en la serie. La especie humana no muestra signos de infertilidad. Al contrario. Para el año 2050 seremos 9.000 millones de personas en el planeta. El gran crecimiento poblacional no será la única razón por la que necesitaremos más comida. El aumento de la prosperidad, especialmente en China e India, está provocando una demanda mayor de carne, huevos y productos lácteos, lo que aumenta la presión para cultivar maíz y soja para poder alimentar más vacas, cerdos y pollos. Si estas tendencias continúan, el doble impacto del crecimiento poblacional y las dietas más abundantes nos exigirán duplicar la cantidad de alimentos cosechados.

En este contexto, el debate acerca de cómo abordar el desafío alimentario global se ha polarizado, enfrentando a la agricultura convencional con la agricultura orgánica. Pero quizás la discusión no deba centrarse en optar por una única alternativa. La pregunta que debemos hacernos es: ¿lo orgánico puede coexistir con lo convencional? Veamos los argumentos de ambas posiciones.

Los que están a favor de la agricultura convencional hablan acerca de cómo la mecanización moderna, la irrigación, los fertilizantes, la genética mejorada y otras tecnologías pueden incrementar la producción para satisfacer la demanda. Por su parte, los partidarios de las granjas orgánicas y en pequeña escala argumentan que las granjas pequeñas del mundo podrían incrementar mucho la producción adoptando técnicas que mejoren los cultivos, sin usar fertilizantes ni pesticidas sintéticos. Precisamente, el no uso de pesticidas ni de fertilizantes de síntesis química, forma parte de la definición del concepto de agricultura orgánica, la cual no permite tampoco la utilización de organismos genéticamente modificados, ni de productos derivados de estos.

Pero también es cierto que la producción orgánica es más costosa y obtiene menores rendimientos que la agricultura convencional. Por lo tanto, para producir la misma cantidad de comida de manera orgánica es necesario utilizar una mayor cantidad de tierra. Finalmente, frente al desafío del cambio climático, como ocurre en la serie y también hoy día, los sistemas de producción orgánica tienen menos opciones que los convencionales para hacerle frente a la competencia de malezas y plagas, y a las condiciones climáticas y productivas cada vez más extremas.

En El cuento de la criada, el comandante Waterford dice que “Hemos adoptado un modelo de agricultura totalmente orgánico. Todo tiene un aspecto delicioso”, haciendo referencia a que los alimentos orgánicos son más sanos y ricos. Hoy sabemos que la mayoría de los estudios que comparan alimentos orgánicos y convencionales han demostrado que no existen diferencias nutricionales o de seguridad alimentaria entre ellos. Tampoco hay evidencias concluyentes que los alimentos orgánicos tengan mejor sabor que los obtenidos por métodos convencionales.

Ningún tipo de agricultura podrá resolver el hambre del mundo por sí sola. Así que habrá que sumar. Pero para ello, ante ambos sistemas agrícolas, tanto el orgánico como el convencional, se deberán usar los recursos de manera más eficiente. Así, uno de los grandes desafíos será utilizar, en el futuro, menos agua para obtener mayores producciones.

Entre los logros de la agricultura convencional se destaca el desarrollo de procesos innovadores dirigidos a mejorar la aplicación y eficiencia de fertilizantes y pesticidas mediante el uso de tractores computarizados, equipados con sensores avanzados y GPS. Por ejemplo, muchos agricultores aplican cantidades personalizadas de fertilizantes adaptadas a las condiciones específicas de sus suelos.

Por su parte, una de las ventajas de la agricultura orgánica es que la existencia de huertas o quintas con este tipo de producción, ubicadas cerca de las grandes ciudades, permite que las frutas y hortalizas orgánicas recorran distancias menores y se consuman localmente. De esta manera, los productos permanecen en las plantas hasta el momento último de su maduración.

Existen paralelos entre la serie de televisión y nuestro mundo actual. El cambio climático afectará cada vez más a la producción de alimentos. Será necesaria cada vez más ciencia y tecnología, y no menos, para solucionar con inteligencia y creatividad los problemas que se avecinan. Cuando imaginamos amenazas ambientales, pensamos en un mundo apocalíptico con radiación y contaminación, y no tenemos en cuenta que la falta de comida puede ser también un problema. Los desafíos de la agricultura son enormes y se volverán más apremiantes cuando tratemos de satisfacer la creciente necesidad de alimento en todo el mundo. Para el 2050 habrá 2.000 millones de bocas más que alimentar y se necesitará mayor cantidad y calidad de alimentos, es decir, producir más y mejor. El futuro no es algo lejano, ya está aquí.